En nuestro país hablamos coloquialmente cuando a un hombre le atrae una mujer sentimentalmente "le está cayendo", entonces, en realidad estás vendiendo tu personalidad o tu ser como un comerciante vende un producto.
¿Cómo? Pues, de la misma manera que tu ves una
publicidad que muestra todo lo bueno de un producto y te animes a comprarlo. Así mismo cuando a ti te atrae sentimentalmente una persona debes, obligatoriamente mostrarle las mejores facetas de tu personalidad y así al igual que cuando compramos el producto por la buena publicidad, la persona se terminará sintiendo atraída hacia ti por tus buenos actos
En realidad, me gustaría reportarles que me intriga la idea de que las mujeres le dejen todo el trabajo de cortejar a los hombres, o sea, ella sólo tienen que decidir al final si quieren estar con el hombre en cuestión y nadie le puede
replicar su decisión porque al final es su opinión. Esto lo apoyan las mujeres por pensar que por ser de ese sexo, los hombres deben tomar la iniciativa en cada paso de la relación, aún así en el fondo ellas se mueran de ganas por ser "más que amigos".
¿Su manera de demostrártelo? Decirte lo contrario, lanzando indirectas o cómo decimos en el país "puyas" y esto es lo único que pueden hacer por las limitaciones ya mencionadas.
En cambio los hombres deben "tragarse su orgullo" y "declararse" ante una mujer, cuando uno cómo hombre tendrá la duda hasta el final si la mujer le decía "indirectas" o simplemente no lo quiere de la misma forma.
Allí vendrá el momento de "pedirle el empate" como decimos en Venezuela nuevamente y esperar la respuesta de la mujer para conocer si serán más que amigos.
Entonces tenemos que saber que en la sociedad desde el principio de los tiempos esto ha sido de esta manera, en cuanto a el origen de cada relación pero me parece muy clasista que una mujer no pueda demostrar sus sentimientos hacia un hombre que le atrae por miedo a como la verían los demás.
Y para cerrar digo que sean como les parezca desde su corazón y no piensen en como los miraría el resto de las personas.
Autor: Andrés Rivero
